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jueves, 27 de enero de 2011

REMORDIMIENTO



Llego tarde, lo se mi princesita
Yo sé que por mi esperando estas.
Tanto tiempo te dejo aquí solita
Sin embargo tu igualita
por mi esperando estas.

Corres por que estas emocionada
Invitándome a tu juego personal
Soy tuyo mi nena tu lo sabes
Ven que yo también quiero jugar.

Se que no es justo dejarte así solita
Pero donde voy no te puedo llevar
Comprendo que entristezcas princesita
Ya regreso y volveremos a jugar

No se si tu me entiendes, no se que pensaras
Solo veo tu mirada y me dejo chantajear
Está bien me quedo, esta vez tu ganas
Dame tus besitos y vamos a jugar.

HENOTH
CABALLERO ESQUIVEL


LA NOTICIA (CUENTO)
Eran las 6:05 de la tarde , Oliva encendió la lámpara de kerosene para entrar al cuarto a buscar los papeles de uno de sus hijos porque tenia que inscribirlo en la escuela, estaba segura que los tenía en el baúl de madera en el rincón a la entrada del único cuarto de la casa, empujó la puerta de doble hoja de madera para entrar pero una brisa fría y fuerte le apagó la lámpara; los zancudos pululaban por doquier, en Último Ocaso no había luz eléctrica, este pueblo de unas veinte casas y ciento treinta habitantes según el último censo del gobierno, ubicado entre municipio de Tamalameque y el municipio de Pailitas, es atravesado por una carretera de balastro, pequeños pedazos de piedra picada color gris plomo, que cada vez que las llantas de un auto pasan sobre ellas saltan golpeando el carro por debajo como represalia, como si quisieran defenderse, provocando así el sonido que hace del granizo cuando cae sobre un techo de Zinc templado; este pueblo limita por el lado derecho con la laguna vieja donde los habitantes del pueblo se procuran el sustento con la pesca del principal habitante de esas aguas : el bocachico, y por el otro lado, el izquierdo, limita con la hacienda Protocolo, gran extensión de tierra lleno de matas de peralejos de no mas de un metro y medio de altura y matas de cerezas en los que los niños del pueblo jugaban a la escondida, era una gran extensión de estos los cerezales, por debajo de estos había caminos que parecían túneles hechos por las mismas plantas que se unían por las ramas, en la que los niños del pueblo tenían que gatear cuando eran ya adolecentes pero cuando se tenía cuatro o cinco años se podía correr sin problemas, se podía jugar a la casita, tender una estera y dormir, la sombra era prodigiosa.
Aquí, en la casa con paredes de bloque sin frisar, pintada con Cal y la cenefa pintada con arcilla, aquí en la casa de la costurera, seguía Oliva tratando de encender de nuevo la lámpara, pensando que talvez era la brisa que entraba por el espacio que queda entre el techo de Zinc y la pared bloques, la encendió de nuevo, se dispuso a entrar, empujó otra vez la puerta doble hoja de madera, caminó y no había alcanzado dos pasos dentro del cuarto cuando la lámpara se la apagaron de nuevo, le entró un pálpito, dudó que esta vez hubiera sido la brisa pues por el contrario hacia un calor infernal, era el mes caliente de Agosto, por eso tanto zancudo, miró a los lados como esperando encontrar la causa de la brisa, miró pidiendo una explicación, no la halló.
---Es mi respiración--- pensó en voz alta. Sin embargo sintió que la piel se le engrifaba, frotó sus brazos con fuerza para quitar la sensación de piel de gallina y sintió de nuevo un pálpito, tiró la lámpara de kerosene al piso de tierra sin cemento, caminando hacia atrás para no perder de vista la entrada al cuarto llego a la mitad de la sala, quizás esperando a que algo saliera de allí, siguió caminando hacias atrás hasta que tropezó con su Oswaldo, el menor de sus cuatro hijos, con su pantaloncito corto de mangas anchas y tallado a la cintura por la pretina elástica, así podían ponérselo sus hermanitos también, allí estaba paradito recostado en el quicio de la puerta, sin camisa, venia de jugar en el cerezal, fue tan grande el susto que lanzó un grito desgarrador, pensó que había tropezado con un ánima, pensó que había tropezado con un perro, el niño comenzó a llorar pues también se asustó con el grito de su madre.
-----Ya mi vida--- Tranquilo---le decía ella sobándole la cabeza y la carita mojada por sus lágrimas.
-----Tranquilo mijo que nada pasa--- le decía a Oswaldo sin perder de vista la entrada al cuarto, no sabía por que, pero ella presentía que algo iba a salir de allí. Sus manos gruesas y venosas, maltratadas de lavar la ropa a mano con jabón azul y por la tijera de cortar las telas para hacer los vestidos de la gente del pueblo frotaban en la cabecita de Oswaldito. Por que Oliva zurcía en su máquina negra de coser SINGER que le había regalado su abuela Hermelinda Tadeo Flores cuando cumplió los 15 años de edad, hacia vestidos desde hace 10 años, los clientes llevaban el modelo que veían en una revista vieja de Vanidades, y ella los hacía idéntico, como estaban en la revista, nadie se lo habia enseñado pero tenía talento para esto. Era la única costurera del pueblo, todo el mundo la conocía como “Oliva la que cose”, nadie sabía que sus apellidos eran Chiquillo Flores, de los Chiquillo del Banco Magdalena, familia regada por toda la rivera del Rio Magdalena: en Magangué, en el Banco, en la Dorada, y aquí en el pueblo Último Ocaso estaba Oliva desde hacía 13 años, quince días después de dar a luz a su hijo mayor Sergio Eduardo Villalobos Chiquillo en el municipio de Tamalameque.
Agachada aún por el tropezón con su hijo Oswaldo, y sin espabilar un instante vio una sombra que entró y salió velozmente del cuarto, y como si alguién le hubiera dicho al oído con voz ronca, como un susurro en el ambiente: “Oliva enciende la radio, pon las noticias”, dio un salto, abrazó al niño, y se santiguó: se hizo la señal de la cruz desde la frente al pecho y desde el hombro izquierdo al derecho, invocó a María Purísima y a la Santísima Trinidad, de manera automática se acordó de la voz que había escuchado, corrió a la mesa donde estaba el radio y lo encendió. En dial la única emisora regional: “la Voz del Banco informa, atención , mucha atención…Se informa la familia Chiquillo Flores en el corregimiento Último Ocaso que ha fallecido en el Banco Magdalena la señora Hermelinda Tadeo Flores, su entierro se llevará a cabo el día Miércoles a las tres de la tarde en el cementerio central de este municipio… atención mucha atención…..” la emisora siguió con sus propagandas de ferias patronales pero ya ella no escuchaba.
CONTINUARÁ

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